Roberto Dillon

Nací en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, el 5 de mayo de 1958, en el Hospital Muguerza. Fui el primero en nacer en una hermosa familia conformada por mis padres, Hollace Roberto Dillon Barrera y Magdalena Montaña Trias. Mi padre, originario de Allende, Coahuila, solía hacer que nos pusiéramos de pie al mencionar su lugar de nacimiento, un gesto que siempre nos hacía sonreír por el respeto y orgullo que él sentía. Mi madre, por su parte, es oriunda de Torreón, Coahuila.
Por el lado paterno, mis abuelos fueron Hollace Dillon y Ofelia Barrera. Mi abuelo Hollace, originario de Indiana, Estados Unidos, llegó a México para trabajar en los molinos de harina, donde conoció a mi abuela Ofelia. Juntos tuvieron cinco hijos: Jack, Bobby (mi padre), Jorge, Tere y Ofelia.
En cuanto a mi familia materna, mis abuelos, ambos de origen catalán, fueron María Trias de Sabadell y Ramón Montaña de Barcelona. Se conocieron en México después de haber salido de España siendo muy jóvenes, y establecieron su vida en Torreón, Coahuila. Mis abuelos tuvieron ocho hijos: Anita, Ramón, Jaime, Magdalena (mi madre), Pilar, Juan Manuel, Gabriel y Montserrat, quienes, a su vez, dieron origen a una gran familia con 40 nietos.
Mi abuelo Ramón, a quien los nietos llamábamos “El Padrino”, fue el fundador de Casa Montaña, una empresa con una gran historia en la región lagunera durante las décadas de 1950, 60 y 70. Casa Montaña se destacó como el principal fabricante de vitrales en México, dejando un legado importante en la industria.
Familia Dillon Montaña

Mis padres, Hollace Roberto y Magdalena, tuvieron siete hijos: Roberto (yo), Magdalena, los cuates Fernando y Bernardo, Jesús Eduardo, Guillermo y Patricia. Siempre fuimos una familia muy unida y llena de amor y algunas grandes travesuras. Sin embargo, nuestra vida cambió significativamente cuando mi hermano Bernardo fue diagnosticado con distrofia muscular, una enfermedad progresiva e incurable que comenzó a manifestarse en sus primeros años de vida. Bernardo tuvo muchas dificultades para caminar, y mis padres lo llevaron a la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota, para obtener un diagnóstico más formal. Lamentablemente, el diagnóstico positivo del Dr. Reyes Escobar en Monterrey fue confirmado.
A partir de ese momento, la vida de nuestra familia giró en torno a la atención y el apoyo a Bernardo. A los 12 años, se tomó la decisión de que Bernardo utilizara una silla de ruedas, ya que sufría constantes caídas que lo lastimaban gravemente. Mi hermano Fernando, a quien siempre he considerado un héroe, estuvo a su lado en todo momento, inseparables en su vínculo fraternal. Mis respetos para todos mis hermanos, pero en esos tiempos difíciles, fue Fernando quien vivió esta experiencia más de cerca. La vida de Bernardo es larga, compleja, interesante e increíble. Cualquier intento de resumir su historia y el impacto que tuvo en nuestra familia en estas pocas líneas quedaría corto. Afortunadamente, mi madre decidió escribir un libro familiar titulado Así me enseñó Dios a caminar, donde relata en profundidad la vida de Bernardo y la de nuestra familia Dillon Montaña.
El que quisiera leer un poco mas de nuestra familia les presento el Libro de mi Mama para poderlo descargar
Familia Dillon Villareal

Quien iba a decir que de esa gran amistad con Luis iba a salir este regalo tan grande que me tenia Dios reservado; mi queridísima esposa, María Teresa, o simplemente Tere, con quien compartí infinidad de viajes, reuniones y fiestas, siempre viéndola como una hermana menor, ya que cuando yo tenía 18 años y ella 13, no tenía ojos para ella de otra manera. Sin embargo, la vida fue cambiando, y al llegar a los 22 o 23 años, todo cambió para mí de la noche a la mañana.
Siempre digo que fue amor a primera vista. Era la graduación de mi cuñado Luis como ingeniero en sistemas, y tenían un baile. Tere, no queriendo comprometerse socialmente con nadie más, y apoyada por mi suegra, decidió invitarme a mí. Esa noche fue la primera vez que ambos hablamos de nuestros sentimientos y formas de pensar, y desde entonces, caí rendido ante ella.
Después de dos años y medio de noviazgo, contrajimos matrimonio el 15 de noviembre de 1983, en la Iglesia La Salle, en una misa concelebrada por el Padre Roberto Méndez, el Padre Gerardo Cárdenas y el Padre David Mateo. Por tradición familiar lo cual a mi me encantaba y tradición de los papas de TERE, nos casamos el mismo día y mes que mis suegros y los abuelos maternos de Tere. ¡Qué bendición y cuántas tradiciones se unieron en ese día tan especial!
De este bello matrimonio nacieron nuestros cinco hijos: María Teresa, Elizabeth Montserrat, Roberto (Bobby) y Magdalena. Dios ha sido maravillosamente bueno y generoso con nosotros, guiando a nuestra familia de su mano en todo momento. Hoy, nuestras hijas están casadas y son felices. Tere está casada con Mauricio Martínez, y tienen tres hijos: Mauricio (Joselito), Teresita (La Princess) y el grandioso Patricio (El buen Pato). Elizabeth (Lizy) está casada con Juan Pablo Ruiz y tienen tres hijos: Juan Pablo (Juampy), Mateo (Sr. Mateo) y Gabriel (el Gabo o cachorro). Montserrat (Montsy) está casada con Jorge Noriega y tienen a Jorgito, Rodrigo (Gogosh), Montsy (La Moncha) y Bernardo (Gogoshito). Bobby está casado con Andreita Garza y tienen tres hijas: Andrea Isabel (Andreita), Jimena (La Vikinga) y Roberta (arroba arroba). Finalmente, Magdalena está casada con Jacobo Gómez y tienen a María (La Cookie) y a Lucía (La Lucha Marucha).
Gracias, Dios, por tan maravillosa familia.
Tere mi esposa a sido la pieza fundamental de la unidad y desarrollo de esta bella familia. A sido una maestra de PAZ y UNIDAD, buscando siempre las formas para integrar mi carácter tan brusco y torpe, con la formación de los hijos. Tuvimos la fortuna de encontrar un muy buen colegio para nuestros hijos ; El Liceo de Monterrey, quien lleva la espiritualidad de San Jose María Escriba de Balaguer. Ahí recibieron una buena formación Católica nuestros hijos, pero siempre fue primero la Educación Católica en la Casa. Increíbles recuerdos de los domingos, con nuestra Misa en San Juan Bautista de la Salle, además salíamos muy temprano para dejar descansar a TERE e íbamos a Gigante Galerías (era lo mas cerca) a comprar bolillos para hacer los famosos molletes, que a TERE le quedaban espectaculares. Los inigualables bailes con mis hijas en las noches haciendo carne asada en la cochera de la casa, poniendo música de disco y peleando con mis hijas a ver quien seguía de bailar conmigo. Increíbles viajes a Jesús María a ofrecerlos a la SANTA CRUZ. Divertidísimos viajes a la Isla del Padre con la Familia Guzmán Páez, acompañados por la familia del Dr. Teodoro Guzmán y del Dr. Humberto Guzmán y todas sus familias , casi llenábamos el Suntide 3. La Bendición que Dios nos regalo de bellísimos viajes con nuestros hijos donde se guardan en el corazón grandes recuerdos de las maravillas que hacia Dios con nosotros. En fin , el camino de esta familia a estado siempre marcado por una constante presencia de la Santísima Trinidad en nuestras vidas. Inmerecido regalo pero super bien recibido. Gracias Dios Padre por tu amor .






He tenido el privilegio de contar con grandes amigos a lo largo de mi vida, amigos que considero como hermanos. Entre ellos, destacan:
José Carlos Albo, mi vecino en la colonia Lomas y compañero de mil batallas, deportes como Beisbol, cachados, pericocha, etc etc. Además, mi primer socio comercial, ya que vivíamos frente a un parque donde se ubicaba un Sindicato de trabajadores, en las noches cuando se reunían los socios íbamos Jose Carlos y yo a Gaseosas Lomas a comprar una barra de hielo que cargábamos en una carretilla de albañil, nos la traíamos, la tapábamos con una tela para que se conservara un poco mejor, además ya para ese entonces habíamos comprado de hermanos JJ Garza esencias de raíz, vainilla, limón etc. Para hacer los ya muy conocidos YUKIS , nos iba super bien y este negocio nos daba para poder comprar nuestras golosinas y divertirnos con canicas y barajitas del Álbum de Bimbo y otros mas que había en esa época, grandes momentos tuvimos Jose Carlos y yo , doy gracias al Cielo porque aunque la vida nos separó por un tiempo hoy seguimos siendo increíbles amigos , gracias Jose Carlos por tu paciencia conmigo.
Luis Villarreal Guzmán, con quien compartí bailes, música, fiestas, serenatas y viajes; La historia con Luis es especialmente significativa, ya que años después se convertiría en mi cuñado cuando tuve la suerte de encontrar a TERE mi ahora esposa. Mi vida en torno a la familia Villarreal Guzmán fue fabulosa, llena de alegrías y fiestas.
Con Luis también compartí momentos importantes; deportivos, ya que pertenecimos a la Selección de Basquetbol de la UDEM donde quedamos Campeones nacionales, donde el certamen se desarrollo en Torreón Coah. tuvimos innumerables anécdotas que ser quedaran para toda la vida. Además de muchos torneos locales en el Circulo Mercantil Mutualista, siempre quedando en los primeros lugares. Musicales: Me toco ser testigo y de alguna manera participar en los inicios de la ahora Banda Conspiración. Era un super ambiente muy sano y divertido, pasábamos horas escuchando música de Chicago, Beatles, Grand Funk , Rolling Stones, etc. Todo esto marco mucho mi vida para el desarrollo de mi ahora hobbie que es la Cantada. Innumerables bailes, en las cocheras de las Casas con los discos LP, Serenatas todas las semanas, reuniones de domino, etc etc. En Fin toda mi adolescencia y juventud fueron al lado de Luis . Gracias por tu paciencia querido Wicho.
Celedonio Garza; en la Universidad Regiomontana coincidí de nuevo con el Buen Cele, a quien considero un hermano muy muy querido, además compañero de carrera y entusiasta de todo lo relacionado con la naturaleza, con quien compartí innumerables aventuras y experiencias al aire libre. Su Padre el Dr. Celedonio Garza, un gran hombre, humanista a mas no poder, se desvivía por ayudar al próximo sobre todo a los mas necesitados. Innumerables caserías que me toco vivir de cerca su grandeza y gran amor al próximo. Fue un estupendo Tutor o Padre para mi, ya que me ayudo a descubrir unas facetas nuevas de la vida. Gracias Tío Cele hasta el Cielo.
Celedonio mi gran amigo, me tuvo mucha paciencia, pues nuestros caracteres son diferentes, pero siempre me dio mi lugar y me distinguió con su amistad. Se tomaba el tiempo de pasar por mí en su carro Maverick para ir a la universidad o a los entrenamientos, algo que llevo en mi corazón con mucho cariño. Además del inigualable viaje que hicimos de 30 días por todo el Este de Estados Unidos en su Maverick que traía ya más de 150,000 kilómetros y el cual nos llevo y trajo de vuelta (con mucho esfuerzo pero llegamos sanos y salvos), ese viaje fue una de los momentos más alegres que he tenido en mi vida. Hoy seguimos siendo hermanos lo cual le agradezco mucho.
Aunque menciono a estos amigos, esto no resta importancia a todos los demás que Dios ha puesto en mi camino, a quienes tengo un profundo cariño y a quienes menciono en el área de Formación Inicial de esta misma presentación.