Formación Inicial



Tuve la oportunidad de ingresar al Instituto Regiomontano Chepe Vera, un colegio dirigido por los Hermanos Lasallistas, en el año 1962, cuando comencé en párvulos (kínder). Fue una bendición coincidir con estupendos amigos, con quienes mantengo contacto hasta el día de hoy. Aunque la lista no está completa y seguramente dejaré fuera a grandes amigos, me gustaría mencionar a algunos: Luis Villarreal, Cesar de la Garza (QEPD) , Rodrigo Cantú Segovia, Luis Toussaint , Alfredo Garza, Alfonso Pozas, André Delgado, Ernesto Rivera, Fernando Gutiérrez, Jaime Garza Cañamar, Javier Guerra, Jorge Hernández, Rodolfo Tito Martínez, Jorge Lozano, Enrique García, Daniel Valenciano, Alejandro O’Farril, Eduardo Santos C., Manuel Izaguirre, Pancho Fernández, Toño Rodríguez, Humberto de la Garza, etc. no podría enumerar a todos, ya que la lista es larga, pero a todos les tengo un gran cariño y aprecio y bendito Dios hasta la fecha seguimos teniendo reuniones de integración. Aunque algunos no estuvieron desde el kínder, se integraron perfectamente a nuestro selecto grupo.
En el «Regio», como le decíamos de cariño al colegio, estudié hasta la secundaria. Luego, continué en las mismas instalaciones para la preparatoria, que para entonces había sido transformada en la Universidad de Monterrey (UDEM) un año antes.
Intercambio en Estados Unidos

Al terminar la preparatoria, y gracias al apoyo de mis padres, pude realizar un año de intercambio en Estados Unidos. Viajé primero a Willsboro, New York, donde tuve la fortuna de vivir durante seis meses con una familia maravillosa con quienes mantengo mucho contacto hasta hoy, incluso después de 50 años. Era la familia Choate, que me recibió con mucho cariño y paciencia. Mi «mamá» Ann siempre se preocupó de que aprendiera bien el inglés, ya que llegué con un conocimiento casi nulo. Mi «hermano» John y yo desarrollamos una estupenda amistad durante mi estancia.
En el colegio Willsboro Central School, tuve la oportunidad de ingresar al equipo representativo de soccer, con el que ganamos el campeonato regional. Posteriormente, me uní al equipo de baloncesto, y también logramos llegar al campeonato. Con la suerte de contar con excelentes compañeros de equipo y amigos durante esta experiencia. Algunos de ellos fueron Richard Morgan, David Leaning y, por supuesto, Douglas Ferries.
A los seis meses, otra familia solicitó un alumno de intercambio a la International Fellowship, por lo que tuve que cambiar de residencia a Susquehanna, Pensilvania. Aunque al principio me dolió dejar atrás a mis amigos de Willsboro, Dios tenía preparada una bella sorpresa para mí. Llegué a la casa de Jerry y Alice Evans, una hermosa pareja que no había podido tener hijos. Me recibieron como si fuera su propio hijo, rodeándome de cariño y alegría. Me sentí completamente en casa, rodeado de amor y empatía.
En Susquehanna, me enrolé en el equipo de baloncesto y, posteriormente, en el de voleibol, donde fui nombrado MVP. Tuve mi baile de graduación de preparatoria, y fue un honor poder invitar a mi «mamá» de allá, Alice Evans, a acompañarme en ese evento tan especial. Fue una experiencia fenomenal, y bendito sea Dios, sigo en contacto con ella. Jerry, por su parte, ya pasó a mejor vida, y sé que Dios lo tiene en el Cielo.
Regreso a Monterrey y Universidad

Al regresar a Monterrey en 1976, enfrenté la incertidumbre sobre qué carrera estudiar, y a escasos 20 días de comenzar en el TEC de Monterrey, donde mi padre había conseguido una beca para mí, tomé la decisión de estudiar Ingeniería Mecánica y Administración. Sin embargo, los primeros tres semestres fueron difíciles en las materias de ingeniería, aunque me fue muy bien en las materias de administración. En el cuarto semestre, me di cuenta de que no estaba en el camino correcto.
Coincidentemente, una empresa importante de Monterrey, Grupo Vitro, compró la Universidad Regiomontana e inyectó una gran cantidad de recursos y excelentes maestros. Fue entonces cuando tuve el acercamiento de un gran hombre, Don Horacio Bortoni, quien me ofreció una beca total para jugar baloncesto para los Jaguares de la UR. Yo venía de jugar con los Borregos del TEC, por lo que mi nivel de baloncesto era muy bueno.
Tuve la fortuna de formar parte de un super equipo con los mejores compañeros, además de contar con Don Horacio Bortoni como entrenador, quien daba la vida por su equipo. Recuerdo especialmente un día en que, tras caer muy grave en el hospital un par de días antes de nuestra final, se escapó a escondidas del hospital para ir a dirigir el partido. Hombres como él son pocos, y su dedicación dejó una marca en mi vida.
Me gradué de la Universidad Regiomontana como Licenciado en Administración de Empresas en 1980 y, desde entonces, he tomado diferentes cursos y diplomados muy enfocados al área inmobiliaria.